Los gatos fueron domesticados para controlar plagas como ratones, ratas, aves y serpientes. Relativamente reciente ha comenzado su cría únicamente por su belleza, como animal de compañía. Ahora, los gatos se encuentran entre las mascotas más comunes; sin embargo, siguen siendo eficientes depredadores de aves o roedores en la casa.
El gato de casa, o gato doméstico, forma parte de la orden de los mamíferos carnívoros, concretamente de la familia Felidae. La relación de este animal con el ser humano se remonta a hace más de 9500 años y es, junto al perro, el animal doméstico más conocido del mundo.
Los gatos no son realmente tan peligrosos. Ellos no invaden las casas como los insectos y no afectan a los cultivos como lo hacen las aves. Sin embargo, hay casos cuando los gatos no son bienvenidos alrededor de la casa. Si tienes un gato y quieres deshacerte de él, esto no será un problema. Pero si se trata de gatos callejeros o silvestres, éstos pueden ser una molestia.
El gato doméstico es parte de la orden de mamíferos carnívoros, de la familia Felidae. Se relaciona con personas durante más de 9500 años y es mejor conocido como un animal doméstico por todos. Está muy relacionado con el gato europeo salvaje (Felis silvestris silvestris), así como con el gato salvaje africano (Felis silvestris libyca), formando juntos una especie única: Felis silvestris. Hay muchas razas de gatos, sin embargo, son muy similares en anatomía, con un cuerpo fuerte y flexible, reflejos rápidos, garras retráctiles afiladas y dientes adaptados para matar presas pequeñas. Los gatos pueden oir sonidos demasiado débiles o demasiado altos en frecuencia para los oídos humanos, pueden ver en la oscuridad y tienen un mejor sentido del olfato que los humanos. Los gatos, a pesar de ser cazadores solitarios, son una especie social y la comunicación entre gatos incluye el uso de una variedad de vocalizaciones (maullidos, ronroneos, trinos, silbidos y gruñidos), así como feromonas felinas y tipos de lenguajes corporales específicos para gatos.