Las mofetas son mamíferos pertenecientes a la familia Mephitidae. Estos animales son conocidos por su capacidad para rociar un líquido que posee un fuerte olor desagradable. Las diferentes especies de mofetas varían en apariencia desde blanco y negro a marrón, crema o color jengibre, pero todas tienen una coloración característica de advertencia. Las mofetas son omnívoras, comiendo tanto material vegetal como animal y cambian su dieta a medida que cambian las estaciones. Comen insectos y larvas, lombrices de tierra, gusanos, roedores, lagartos, salamandras, ranas, serpientes, pájaros, grillos y huevos. También suelen comer bayas, raíces, hojas, hierbas, hongos y frutos secos, especialmente nueces.
Las mofetas son uno de los principales depredadores de la abeja, debido a la protección contra las picaduras que les brinda su grueso pelaje. Normalmente, una mofeta araña la parte delantera de la colmena, provocando que un grupo de abejas protectoras salgan a investigar. Éstas serán sus primeras víctimas, pudiendo luego continuar o, en la mayoría de los casos, marchándose una vez ha comido. Estas pautas de caza son trasmitidas a las crías por parte de las mofetas madres.
En las áreas con poblaciones asentadas, las mofetas rebuscan en la basura dejada por los humanos. Con menos frecuencia, las mofetas se pueden encontrar actuando como carroñeros, comiendo cadáveres de aves y roedores dejados por gatos u otros animales. Los dueños de mascotas, particularmente los de gatos, pueden sufrir la invasión de una mofeta que se cuele o intente colar en un garaje o sótano donde se guarden los alimentos para mascotas. Las mofetas suelen cavar hoyos en el césped en busca de gusanos y larvas.
Hay 12 especies en la familia Mephitidae, categorizadas en 4 generales:
Conepatus (mofetas de nariz de cerdo);
Mefitis (mofetas con capucha y mofetas a rayas);
Mydaus (tejones mofeta);
Spilogale (mofetas manchadas).
La especie más común en América del Norte es la mofeta rayada (Mephitis mephitis), mientras que la menos común es la mofeta con capucha (Mephitis macroura) y la mofeta de nariz de cerdo (Conepatus leuconotus).
Comportamiento
Las mofetas son animales nocturnos y solitarios cuando no se hallan en la época de apareamiento, aunque en las partes más frías de su área de distribución, pueden reunirse en ‘’casas’’ comunales para calentarse. Durante el día, se refugian en madrigueras que pueden cavar con sus poderosas garras delanteras. Los machos y las hembras ocupan un rango de territorios que se superponen el uno al otro durante la mayor parte del año, moviéndose generalmente en un radio de 2 a 4 km2 para las hembras y de hasta 20 km2 para los machos.
Las mofetas no son verdaderas hibernadoras durante los meses más fríos, aunque sí permanecen inactivos durante largos períodos de tiempo. Aun despiertos, generalmente permanecen inactivos y se alimentan raramente, pasando por una etapa de letargo profundo. Durante el invierno, varias hembras (hasta 12) se apiñan; los machos a menudo pasan esta etapa solos. A menudo, la misma guarida de invierno se usa cada año.
Aunque tienen un excelente sentido del olfato y audición, la visión de las mofetas es deficiente, ya que no pueden ver objetos a más de 3 m. de distancia, lo que las hace vulnerables a la muerte por el tráfico rodado. La esperanza de vida de una mofeta es corta; en el mejor caso, su vida en la naturaleza puede llegar a los siete años, aunque la mayoría vive sólo un año. En cautiverio, pueden vivir hasta 10 años.
El rasgo más característico de la mofeta es su olor. Cuando están asustadas, las mofetas dispararán una sustancia oleosa y maloliente a través de una glándula que poseen bajo la cola, pudiendo alcanzar la secreción hasta 3 metros de distancia. El olor de esta glándula puede durar varios días, pero no es perjudicial. Las mofetas lo usan como un mecanismo de defensa, por lo que podemos intuir, según la situación, cuándo la mofeta está a punto de atacar. Antes de rociar, una mofeta se parará y alzará sobre las dos patas, apuntando su cola hacia el objetivo sin apartar los ojos de su atacante.
Es importante recordar que la mayoría de las mofetas no son agresivas y no dañarán a los humanos a menos que se sientan amenazadas.
Las mofetas son nocturnas y buscan comida mientras la mayoría de los animales y los humanos duermen. Aunque normalmente las mofetas se avistan en solitario, es normal encontrar grupos de ellas durante la época de celo.
Hábitat
Las mofetas rayadas son nativas de América del Norte y se pueden encontrar en el norte de México, a lo largo de los Estados Unidos y hasta el norte de Central Canada. Otras especies de mofetas, como la mofeta manchada y la mofeta de nariz de cerdo, se pueden encontrar más al sur, desde Canadá hasta América Central y del Sur. Los tejones mofeta, que se asemejan a la mofeta de nariz de cerdo, se encuentran estrictamente en Filipinas, Malasia e Indonesia. La mofeta rayada se puede encontrar por toda Florida, excepto en los Cayos.
Las mofetas a rayas muestran poca discriminación cuando se trata de encontrar un lugar para vivir y se pueden encontrar tanto en áreas rurales como urbanas, siempre que haya una fuente de agua dentro de un radio de tres kilómetros. Las mofetas por lo general no se aventuran a alejarse más allá de tres km. de sus hogares, y por lo general permanecen en un rango de 1-2 km. de sus casas. Estos animales también requieren un amplio suministro de alimentos y refugio. Las mofetas se adaptan fácilmente a muchos hábitats diferentes como bosques, praderas, matorrales, praderas abiertas y áreas desarrolladas como ciudades y poblaciones humanas más pequeñas.
Las mofetas usan sus largas garras para cavar su propia madriguera, o bien se hacen con una guarida abandonada construida por otro animal, como un zorro. Otros lugares que una mofeta puede convertir en su hogar son los troncos huecos y las pilas de madera, refugios elevados que les ofrecen la protección y resguardo que necesitan. También es común que las mofetas construyan sus casas debajo de los porches, casas, garajes y edificios, ya que tienen una alta tolerancia a los humanos, acostumbrándose a su presencia y aprendiendo a rebuscar entre sus desperdicios. Una mofeta usa hierba, hojas y, a veces, heno para construir su hogar cuando encuentra o excava una guarida. La madriguera de una mofeta a menudo contiene de una a tres cámaras o habitaciones, y puede haber hasta cinco entradas distintas, cada una de aproximadamente veinte centímetros de diámetro.
Dieta
Como omnívoros, las mofetas mantienen una dieta compuesta de materia vegetal y animal. Consumen mayor cantidad de ciertos alimentos dependiendo de la temporada y la disponibilidad. Por ejemplo, una de sus comidas favoritas son los insectos, como los saltamontes, las abejas, los escarabajos, las larvas de los escarabajos y los grillos, y atacan estas fuentes de alimentos durante la primavera y el verano, cuando las plagas son más abundantes.
Durante los meses de invierno, las mofetas buscan frutas, nueces, plantas de jardín, basura, semillas para pájaros y alimentos para mascotas. Los ratones también son platos recurrentes durante el otoño y el invierno. Las ratas, conejos y otros mamíferos pequeños se comen como último recurso, y las mofetas de vez en cuando pueden matar aves de corral para devorar sus huevos.
Descendencia
Las mofetas dan a luz cada año. Su período de gestación suele durar alrededor de dos meses y dan a luz de dos a diez crías a la vez.
Las crías de mofeta son ciegas al nacer, ya que sus ojos están cerrados herméticamente hasta alrededor de las 3 semanas, según han comprobado investigaciones realizadas en el zoológico de San Diego. Se destetan a los 2 meses de edad. Una vez que son destetados, salen de la madriguera cuando tienen entre 10 y 12 meses de edad, y ya están listos para independizarse, aparearse y tener sus propias crías.
Las mofetas tienen vidas muy cortas y suelen vivir una media de alrededor de tres años. En cautiverio pueden vivir un poco más, alcanzando generalmente de siete a ocho años.
Las plagas de mofetas
Las mofetas generalmente se clasifican como especies invasivas debido a su olor y, ocasionalmente, a los estragos que pueda causar la excavación. Las quejas más comunes incluyen las siguientes:
Mofeta viviendo bajo cubierta o porche.
Mofeta que ha rociado los alrededores de un asentamiento humano, creando un ambiente desagradable con su olor.
Mofeta que ha rociado a un perro u otra mascota
Mofetas que cavan hoyos en el patio o huerto
Mofetas que se cuelan a través de ventanas o huecos en el sótano o garaje
Es en estos casos, cuando interfiere con la vida humana, cuando este animal puede molestarnos y requiere ser atrapado y expulsado. Sin embargo, al enfrentarnos a una mofeta debemos tener cuidado para evitar ser rociados.
Una de las mayores preocupaciones es el olor. Las mofetas habitan muy a menudo en viviendas humanas o aledaños. Viven debajo de cobertizos, porches, cubiertas, etc. Sus hábitos pueden pasar por descargar su glándula con el característico olor para marcar estas áreas, creando un ambiente desagradable. A muchas personas no les gusta tener mofetas cerca de su propiedad, por temor a tropezar con una y ser atacados. También es importante tener en cuenta el posible conflicto entre mascotas y mofetas. Las mascotas, juguetonas y curiosas por naturaleza, suelen investigar los alrededores de la casa, pudiendo toparse con una mofeta y ser atacados por ella. Además, las mofetas a menudo intentan colarse en los sótanos o garajes buscando un refugio. Otra cosa a mencionar son sus hábitos de excavación, que pueden llegar a dañar el césped y plantas de tu jardín.
Esto último es especialmente molesto debido a la época en la que se realiza: durante los meses cálidos, primavera y verano, cuando el césped se halla en su mejor momento tras cuidarlo todo el año, las mofetas salen a cazar insectos entre la hierba. Para ello realizan arañazos y pequeños agujeros en busca de las preciadas larvas, su alimento favorito.
Su excelente sentido del olfato les permite oler las larvas, así como la materia fecal que estas producen, por lo que es normal que escarben en numerosos lugares en busca de los insectos. Al igual que un perro, las mofetas caminarán sobre el césped con la nariz apuntando hacia el suelo. Una vez que localicen algunas larvas, rasgarán el césped, retirando trozos de éste en busca de más comida. Si se hacen con su objetivo, no dudes de que volverán noche tras noche, tratando de ver si hay más larvas que hayan pasado por alto la noche anterior. Se han documentado casos de mapaches y mofetas que vuelven al mismo jardín la primavera siguiente, un año más tarde, y hacen excavaciones exploratorias en busca de larvas.
Es por ello que una de las mejores opciones para evitar esto es encargarte de no tener plagas de insectos en tu jardín, pudiendo mantener un tratamiento contra las larvas que haga que tu jardín alcance el verano en su mejor estado de salud y totalmente libre de plagas.
Por último, y muy importante, debemos saber que las mofetas son portadoras frecuentes de la rabia. No sé sabe con certeza si trasmiten alguna otra enfermedad que los humanos o las mascotas puedan contraer, pero es mejor extremar la precaución y por ello evitar que las mofetas se asienten cerca de tu propiedad.
Para obtener más información sobre cómo llevar a cabo esto, puedes consultar nuestros artículos relacionados sobre ‘’Cómo librarse de las mofetas’’ y ‘’Cómo prevenir las plagas de mofetas’’.
¿Tienen buen sentido del olfato?
Hola, la información de que disponemos sobre los mofetas presenta en el artículo de arriba.